
Tras suscitar un intenso interés de los medios de comunicación, la joven Rachel Canning, de 18 años y vecina de New Jersey, decidió retirar una demanda que había interpuesto contra sus propios padres, a los que acusó de abuso, y regresó a vivir con ellos tras unos cinco meses de un pleito legal intrafamiliar.
Según el relato del periódico ‘The Star Ledger’, ella se fue de su casa en octubre cuando estaba a punto de cumplir los 18 años y como sus padres se negaron a pagarle sus gastos –aparentemente ellos querían que obedeciera las reglas de la casa y rompiera con su novio- ella decidió exigir ante una corte que sus familiares le pagaran su manutención y costos diversos. Su fundamento fue que si bien ella tenía ya 18 no se encontraba plenamente emancipada y pidió se le pagaran $654 a la semana, las colegiaturas de su preparatoria privada y luego de la universidad y sus gastos en servicios de abogados.
Aunque al parecer ella es una alumna y atleta de alto nivel, lo curioso es que al parecer no consideró que hay escuelas públicas a las que pudo haber asistido, sobre todo cuando ella no tiene los medios para costearse una escuela privada, y habría que examinar qué gastos justificaban $652 a la semana, que son más que lo que muchas personas de bajos recursos reciben para vivir y más que lo que usualmente se paga, por ejemplo, en las prestaciones por desempleo.
En todo caso, según ‘The Star Ledger’, un juez se negó a ordenar a los padres de la menor que realizaran los pagos que ella exigía. Y al parecer sin el aval paterno Canning no podría completar sus solicitudes de acceso a la universidad que están prontas a su fecha límite.
Como sea, Canning decidió desistir de sus exigencias, pidió a la corte que su demanda sea cerrada y volvió a la casa paterna. Los abogados de sus padres expresaron que ellos se encuentran contentos de que el asunto haya terminado y de que su hija vuelva a casa.
Habrá que imaginar el ambiente que se sentirá, o que ya se ha sentido, la primera vez que todos se sienten juntos a la mesa para la cena. Se dice que la ropa sucia se lava en casa, no en la corte, y en este caso al parecer eso es lo que al final sucedió. Si fue porque ambas posiciones suavizaron sus exigencias y propiciaron la reconciliación o por otros motivos no hay forma de saberlo. Pero desde luego no se trata de un ejemplo que muchas familias quieran seguir para arreglar sus diferencias y criar a sus hijos.
Eso sí, habrá que ver quién paga las facturas de los abogados de ambos.
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